La ratonera

Vini
Todavía me sorprendo cuando siento el calor increíble que puede hacer en Barcelona a primeros de septiembre ¡es inhumano! Incluso a las nueve de la tarde (no digo de la noche porque todavía es de día) mi calva se convierte en un tobogán improvisado para las gotitas que brotan por doquier.

Por fin dejo de andar y llego a mi destino, un bar muy conocido de la calle Sitges de Barcelona. Supongo que he sido el primero en llegar, así que con la confianza que da el superar sobradamente la edad mínima para el consumo de alcohol paso por delante del guarda de seguridad y avanzo -no sin dificultad- entre parejitas que andan besándose en medio del pasillo. En la zona de futbolines el pasillo se ensancha y se puede admirar un paisaje más habitual: grupos más o menos grandes de personas alrededor de distintas mesas observando cómo acaban con el líquido rojizo o amarillento de sus jarras. De sus bocas surgen sonidos extraños, esporádicamente acompañados por unas sonoras carcajadas. ¡Otra vez la Oveja llena de guiris borrachos!

Vidi

Sonrío mientras busco con la mirada algún rostro conocido…. pero sin duda he llegado el primero. Con cierta resignación (y con ciertos problemas) me dirijo hacia la barra y de pronto algo capta mi atención en la zona de billares: una chica con un taco (el palo de billar), y con un escote generoso encima del mismo. Sobre el escote unos ojos marrones que miran fijamente una bola casi tan blanca como mis pantalones.
- Ostia puta!
- Pardon – Esta disculpa no parecía muy convincente, ni ella ni los dos (una chica y un chico) que andaban jugando con ella podían aguantar la risa…. bueno, ni la veintena de personas que habían visto la jugada en directo.
- Dios – fue lo más honroso que se me ocurrió decir, mientras levantaba el pie derecho instintivamente.
- ¿Estudiant?
- Ehhh??? - O sea, me tira la puta bolita blanca encima de mi pie, no se aguanta la risa y lo primero que hace es preguntarme si soy estudiante… ¡yo flipo!.... supongo que mi triste respuesta le hizo repetir la pregunta …
- ¿Es tu bien? - (¡¡¡ Coño!!! ¡Si me está hablando francés! Ahora es cuando me voy a lucir… ¡voy a seguirle la conversación! ¡Que prontito voy a amortizar mi super curso intensivo de francés! ).
- Oui, Oui….. eh… un peu – ¡¡Que capullo que soy, vaya mierda de respuesta!!
- Are you sure you are Ok?
- Actually I think you owe me a beer.

Sin tiempo para reaccionar la chica se acerca, coloca su mano derecha en mi hombro izquierdo y acerca sus labios carnosos a mi cara hasta contactar sobradamente con mi mejilla izquierda, lamentablemente muy lejos de la comisura de los labios.

Ese gesto sencillo y desinteresado tuvo efectos sorprendentes: por un lado consiguió que la sonrisa volviera a mi rostro al tiempo que el murmullo de burla que se respiraba unos instantes antes se transformara en un murmullo de admiración hacia mi pie dolorido y hacia la bola blanca que no andaba lejos (y que la chica se apresuró a coger ofreciendo a los presentes ángulos de su escote hasta entonces desconocidos).

Lo cierto es que día a día me sorprendo de mis propias reacciones. Yo creo que estoy enfermo. ¿Cómo puede ser que en esos momentos ande riendo sumido en mis propios pensamientos? ¿Y por qué mis pensamientos se resumen en…?

- ¡Menos mal que no es más alta que yo, sino la tía esta chunga habría sido capaz de darme un beso en toda la calva!
- Joder, algún día tengo que intentar girar la cara en el último momento para que el beso sea -al menos- en la comisura....
- Venga, que ya me toca pedir…. ¡Una jarra grande de sangría, por favor!

Esperando mi jarra de sangría (y el codiciado platito de palomitas) oigo un improvisado y sentido piropo hacia la chica del billar:
“¡guapa! kamí también me puéh tirá láh bolah!”.
El chico ha conseguido –efectivamente- que la chica del billar se lo quede mirando, indudablemente no ha entendido nada, pero parece que más o menos intuye lo que le acaban de decir….

- Il veut que vous le jetiez la boule – (Toma ya!!! Se lo he dicho solo tras diez segundos de prepararme la frase!!!... Ostras, le he llamado de usted, pero en realidad me ha quedado super bien!... bueno, para ser sincero todavía no se si me ha entendido).

- Parlez-vous français (!?) – Parecía una pregunta, pero prefiero pensar que en realidad ha formulado una exclamación J
- Oui, Oui, un peu - Respuesta polivalente donde las haya…..
- Asdflakdsjfñalkdsfjañlsdfjalñsdfajfdlañdsfj??
- Que tu as dit?
- ASDLFKAJSDFLAKDSFJASDLFAJDSF – Esta vez la pregunta viene acompañada de un ataque despiadado sobre el platito de palomitas que apenas se sostiene en mi mano izquierda… entendiendo al instante el significado de la pregunta.

¿Acaso la belleza natural de la chica le da derecho a aprovecharse de los hombres a su antojo? ¿Cómo puede pensar que por haberme dado un beso en la mejilla puede disponer libremente de mis palomitas y de mi bebida? ¡Estoy indignado!

Justo a los quince minutos, cuando ya casi nos habíamos la sangría recibo un mensaje de mi amigo avisando que en esos momentos está saliendo de casa y que por tanto va a llegar algo tarde. Todavía me asombro de mi lucidez de aquel momento: tras mostrarle el mensaje a Candice le llamé para decirle que no es necesario que venga… Candice parecía divertida tratando de decirle lo mismo en francés y en inglés. Tras cinco minutos de conversación al otro lado del teléfono seguían preguntando si era broma…
Vinci

Si, corro el riesgo de que el final os parezca demasiado flojo, pero como dice Sabina…. ¿para que más detalles?

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